Educando en valores. El camino hacia lo auténtico.

Había una vez un grupo de duendes que se dedicaban a construir dos tipos de castillos. Uno era el castillo de la verdad que se creaba cada vez que un niño decía la verdad, el otro era el de la mentira que por cada mentira de un niño se añadía un ladrillo.
Ambos palacios eran impresionantes, muy lujosos y de un tamaño inimaginable. Los duendes del castillo de la mentira alentaban a los niños para que mintieran una y otra vez consiguiendo así cada vez más ladrillos. De esta manera lograron tener una fortaleza espectacular.
Sin embargo, un día en el palacio de la mentira uno de los ladrillos se convirtió en papel. Seguidamente otro se transformó en arena. Más tarde otro se hizo de cristal y se rompió. Así sucesivamente con todos y cada uno de ellos se fueron transformando y desapareciendo por lo que el castillo se fue haciendo más débil hasta que finalmente acabo derrumbándose.
Todos los duendes comprendieron que no se pueden utilizar las mentiras porque nunca son lo que parecen y no se sabe en qué se convertirán.

Construyamos con nuestros alumnos un castillo de la verdad con ladrillos fuertes e indestructibles como son los valores. Enseñémosles a ser auténticos, personas reales y fieles a ellos mismos.
Los valores son los criterios que guían nuestra forma de actuar y de interpretar la vida. Permiten diferenciar el bien del mal, de lo que se debe y lo que no, lo justo de lo injusto; por lo tanto involucran nuestros sentimientos y emociones. Buscan crear un mundo mejor, un mundo más justo donde seamos todos más felices.
Los valores se categorizan por la importancia que les atribuimos, representan ideales, sueños y aspiraciones. Cada persona construye su escala de valores y los más se forman en función de su identidad, orientan sus decisiones frente a sus deseos e impulsos y fortalecen su sentido del deber.
Tipos de valores

Algunos de los valores universales que podemos encontrar son alegría, paz, amor, compromiso, responsabilidad, respeto, audacia, amistad, empatía, compasión, disciplina, justicia, fe, creatividad, confianza, bondad, lealtad, éxito, apoyo, gratitud, competitividad, cortesía, etc.
Existen diferentes tipos de valores que se caracterizan o se diferencian por el grado de importancia que se le atribuye:
Personales. Son aquellos consideramos principios esenciales para construir nuestra vida. Nos sirven para relacionarnos con otras personas y suelen ser el resultado de valores familiares y valores socio-culturales, junto a los que añadimos basándonos en nuestras vivencias.
Familiares. Son fruto de las creencias fundamentales de los padres. Son principios y orientaciones básicas de nuestro comportamiento en ámbitos sociales. Se transmiten a través de todos las actuaciones en relación a familia, desde los más sencillos hasta los más imponentes.
Morales. Son aquellos que posibilitan a la persona a realizarse, pueden ser desarrollados y perfeccionados por los mismos a lo largo de la vida.
Socioculturales. Son los que prevalecen en la sociedad. Cambian a lo largo de la historia y pueden coincidir o no con los valores familiares o los personales. Se trata de una mezcla compleja de distintos tipos de valoraciones, que en muchos casos plantean dilemas.
Materiales. Están relacionados con nuestras necesidades básicas como seres humanos, como alimentarnos o vestirnos. Son importantes ya que son necesarios. Son parte de la estructura que se forma de la relación entre valores personales, familiares y socio-culturales. Cuando se exageran, los valores materiales pueden entrar en contradicción con los espirituales.
Espirituales. Añaden sentido y fundamento a nuestras vidas, como ocurre con las creencias religiosas. Hacen referencia a la importancia que le damos a los aspectos no-materiales de nuestras vidas. Son parte de nuestras necesidades humanas y nos permiten sentirnos realizados.

Creemos un árbol donde todos formemos parte del mismo tronco, cultivando cada rama con nuestros valores y cimentando una realidad verídica y acorde a la humanidad. Pongamos el foco en la persona y en su pleno desarrollo personal y social.
Y es que "Intentemos volvernos personas de valor y no de éxito". Albert Einstein.